jueves, 25 de septiembre de 2014

Motochorros en tv


Motochorro es el nombre 
vulgar de su especie. Al motochorro de La Boca, que asaltó a un turista canadiense, lo exhiben por la tele. Es como un animal enjaulado que se les muestra a los paseantes en el zoo.  Pero el tipo se prende, y hace su parte. Recita, en clave individual y oportunista, los motivos que intentan explicar las relaciones colectivas, sociales, tendenciales, entre la desigualdad y el delito. Logran, entre Mauro Viale y él, que todo suene falso. Lo lograron. Punto para Viale, y para los mata-delincuentes, para los meta-bala, para los mano dura. Con los milicos estábamos mejor.

Al día siguiente, los lectores-comentaristas del diario La Nación no podrían ser más claros, ni más repugnantes. Uno dice que al pardito ese habría que meterle un tiro entre las cejas. Otro lamenta la vergüenza de que el video del asalto circule entre los blancos de todo el mundo, y maldice a Cristina K, que por supuesto es la culpable de que ese negro siga con vida  después de su afrenta a la civilización. Uno más, que habría que desenterrar a los muertos queridos del delincuente (no lo expresa con palabras tan amables), y volverlos a matar delante de él, para después, por fin, matarlo a él.


A la noche, en una radio, una locutora de linda voz que conduce un programa en el que pasan tangos, parece haber entendido que lo de Viale fue una apología del delincuente. Se queja, entonces, de que ahora lo único que falta es que el motochorro se convierta en un mediático, y termine bailando en el programa de Tinelli. Un tal Lucas, columnista de deportes en el programa, la tranquiliza, sin ironía ninguna: “No, eso no va a suceder, Tinelli es una buena persona”.