A Manuel Dorrego lo fusilaron en diciembre de 1828. “Fue fusilado de mi orden”, escribió Juan Lavalle, el general que lo mandó ejecutar. “Un general sublevado”, como dijo la misma víctima, una hora antes de que se lo pasara por las armas. La historia es muy conocida. Lavalle y los ideólogos que lo alentaron a hacer lo que hizo cometieron un crimen horrendo. Dorrego era el principal conductor del llamado partido Popular de Buenos Aires, enfrentado con la élite que había fundado el unitarismo en 1824.
Una historia muy conocida, sobre la que han escrito muchos historiadores, y que aparece así contada en manuales para estudiantes secundarios desde hace décadas. Últimamente han escrito y publicado sus relatos tanto Raúl Fradkin, historiador profesional y profesor de la UBA, como Hernán Brienza, un periodista profesional e historiador aficionado. Ni en sus libros ni en muchos anteriores de otros investigadores hay traza alguna de ocultamientos acerca del rol histórico de Manuel Dorrego ni mucho menos elogio a la actitud criminal de Lavalle, por otra parte héroe, igual que su víctima, de la guerra por la independencia.
Caro amigo: palabras bien puestas las tuyas. El mentado instituto atrasa décadas y niega la extraordinaria producción historiográfica de los últimos 20 años. Que Pacho esté al frente, es la frutilla del postre amargo que nos han servido. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarLa Historia es lo que nos conviene que haya sucedido. Así es que, de tanto en tanto, hay que "modificarla".
ResponderEliminarAbrazo!!
PD. Creo que Lavalle se equivocó: debió haber fusilado a Rosas, no a Dorrego.