Por única vez, el año próximo va a ser feriado el 3 de
febrero. Es que se cumplen doscientos años del combate de San Lorenzo,
convertido en pieza musical de museo por la vieja marcha: “Febo asoma, ya sus
rayos iluminan el histórico convento...” El peso del siglo redoblado parece
haber decidido así a favor del choque armado de 1813 una vieja puja simbólica entre
tres fechas idénticas.
La efemérides vencedora recuerda la carga victoriosa de dos
escuadrones de Granaderos a Caballo contra las tropas realistas que asolaban
las costas del Paraná, procedentes de Montevideo. El regimiento acababa de
nacer, organizado por José de San Martín, un teniente coronel del ejército real
que había cruzado el océano para enrolarse en la revolución americana contra la
Corona a la que había servido hasta entonces.
Ese día nació a la gloria póstuma el joven mulato correntino
Juan Bautista Cabral, “el soldado heroico” de la canción, y empezó su carrera,
impensable antes de la Revolución, el mestizo guaraní José Félix Bogado, que se
incorporó como soldado raso al Regimiento del que llegaría a ser el jefe, con
el grado de coronel, al término de las campañas libertadoras en 1824.
Mucho antes, el 3 de febrero del año del Señor de 1536, el
hidalgo español Pedro de Mendoza fundó por primera vez una infortunada Buenos
Aires a orillas del Plata. Una mísera aldea en medio de la nada, que no duró más
que cinco años. Los querandíes se cobraron las afrentas que les hizo el
conquistador, y la
destruyeron. Habría que esperar hasta 1580 para que Buenos
Aires, a la que Borges
juzgó “tan eterna como el agua y el aire”, naciera de nuevo, por impulso esta
vez de Juan de Garay, que llegó desde Asunción, ahora del Paraguay, en el norte
del litoral de los ríos, con unos setenta voluntarios de los que al menos
sesenta eran mestizos.
En 1852, el 3 de febrero, casi cuarenta años después del
combate de San Lorenzo, el Ejército Grande de Justo José de Urquiza batió en el
Palomar de Caseros al que comandaba Juan Manuel de Rosas, y puso fin a la Confederación Argentina
del caudillo porteño. La batalla abrió paso a la constitución del Estado
Nacional que hoy se llama República Argentina.
Ese fue el 3 de febrero preferido de la élite dominante durante
muchos años, y al que deben su nombre calles, paseos y localidades bonaerenses.
Ese es el 3 de febrero en el que pensó Domingo Sarmiento cuando bautizó el
parque que inauguró en los bosques de Palermo, donde se levantaba la residencia
de Rosas. Esa residencia, sin embargo, resistió de pie todo lo que quedaba del
siglo XIX. Un día de 1899, durante la segunda presidencia de Julio Roca, la
volaron con una carga de dinamita. La Argentina moderna de la oligarquía, que
ya había desarmado a San Martín y lo había puesto preso en un mausoleo de la catedral,
seguía haciendo desaparecer partes del pasado. Por casualidad o no, ese día
también era un 3 de febrero.
Muy buena la conexión!!!
ResponderEliminarAbrazo!
Muy buena nota, profe. Destaco lo de la apropiación de San Martín por parte del cristianismo que vi en la nota que linkeó. Excelente.
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