Los tipos
le pintaron lakra en la pared de su casa. Con K, como suelen hacer en sus
ingeniosos juegos de letras y palabras. Korrupción, diktadura, kretina y otras
idioteces. También pusieron zurdo, como para que las cosas se fueran aclarando.
La frutilla de la torta fue la cruz esvástica. Es de otra época, pero todavía
puede asustar.
La casa
está en Junín, provincia de Buenos Aires, una ciudad que guarda en su memoria a
35 de sus hijos detenidos desaparecidos en el período que va desde 1976 hasta
1983. El habitante de la casa agraviada milita en Memoria, Militancia y
Justicia, una agrupación que defiende los derechos humanos desde la época misma
de la dictadura cívico militar que encabezaron, por así decirlo, Jorge Videla y
José Martínez de Hoz.
Hace un par
de meses, la Justicia dispuso someter a juicio oral a siete agentes del Terrorismo
de Estado acusados de crímenes de lesa humanidad cometidos en Junín. Son seis
policías y un civil. Todo el mundo cree que hay muchos más. En la ciudad
funcionaron cuatro centros clandestinos de detención. Muchos pobladores fueron
detenidos, torturados, y liberados después. Cualquiera sabe adónde podría ir a
parar todo si aparecen testigos dispuestos a contar lo que recuerdan.
Así que los
custodios que aún quedan de la barbarie planificada salen, por ahora, a pintar
paredes, a ver si así algunos se amilanan. Ya deberían haber aprendido que hace
tiempo el miedo dejó de dar resultado. Pero no les queda otra, así que los
zurdos y las lakras tienen que saber que todavía hay cruces esvásticas en busca
de sus paredes. Aunque parezca mentira.
En el día de ayer citamos este post en nuestro Blog. Espero que no les jorobe.
ResponderEliminarSaludos.
Cómo va a jorobarme. Al contrario. Gracias por leer.
EliminarSaludos.
No hay que subestimar a estos fachos. Están entre nosotros y hasta parecen gente decente.
ResponderEliminarAbrazo!