sábado, 5 de diciembre de 2009

Mi viejo (un recuerdo)


El 17 del mes pasado, mi viejo habría cumplido 86 años si no hubiera muerto a los 64. Murió de repente, mientras jugaba al paddle en plenas vacaciones. Era un hombre de inteligencia notable, un gran lector, pero tenía un núcleo extremadamente ingenuo que lo hizo sentirse orgulloso de su condición de militar durante buena parte de su vida.

Buena parte, porque en 1976 el orgullo se le estrelló impiadosamente contra la realidad. Ya venía muy golpeado desde hacía por lo menos diez años, cuando había pedido su retiro con el grado de coronel. Siempre había sido muy querido por sus subordinados, y un problema para sus superiores. Tal vez esa haya sido la mejor de sus enseñanzas.

Cuando yo tenía once años, lo destinaron a hacer el curso de Estado Mayor en la Escuela de Guerra de Italia. Entonces se viajaba en barco, y eran 18 los días que separaban a Buenos Aires de Génova. Poco antes de la partida, me llevó una noche al centro de Buenos Aires, que yo apenas había entrevisto alguna vez.

Caminando por la Avenida de Mayo hacia la plaza, me dijo, lo recuerdo como si fuera hoy, que en Europa iba a ver ciudades muy hermosas, y que tenía que mirar bien a Buenos Aires, y tratar de recordarla. Acabábamos de salir de una enorme librería, donde yo había podido elegir los libros que quería leer en la travesía, sin límites. Excitado por la increíble oportunidad, elegí seis o siete, sobre todo de Verne y de Salgari. Él me miraba en silencio, hasta que me mostró un ejemplar del Robinson Crusoe y me preguntó: “¿Ya lo leíste?”. Negué con la cabeza. Se encogió de hombros y sonrió: “Entonces, ¿qué has hecho en tu vida?”. Y lo agregó a la pila.

Leí muchas veces el Robinson, desde entonces. En alguna ocasión me he preguntado qué había hecho antes de leerlo por primera vez. También suelo pensar en Buenos Aires como la ciudad más bella del mundo. Unos cuantos años después de esa noche, él se separó de mi vieja. Por un tiempo, casi me convencieron de que era un mal tipo que me había abandonado. Por suerte zafé de la trampa, y lo recuperé. Durante más de veinte años, disfruté de él. Todavía, de vez en vez, lo extraño.

12 comentarios:

  1. Lo recuperaste porque nunca lo habías perdido.
    Ese padre, el que extendía la mano hacia vos con el Robinson Crusoe.
    G

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  2. Me hizo emocionar Ulises. No sabía del gran mundo interior con el que cuenta.

    Espero que esté mejor de sus problemas de presión. Un saludo enorme

    Mauro B.

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  3. Me hizo emocionar Ulises. No sabía del gran mundo interior con el que cuenta.

    Espero que esté mejor de sus problemas de presión. Un saludo enorme

    Mauro B.

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  4. No son horas para andar subiendo notas, pero sí que valió la pena... impecable como siempre
    cuidese, si?
    además empieza la época de frambuesas y yo me voy a San Luis..
    beso

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  5. Que lindo poder sentir orgullo y tener buenos recuerdos de los padres!! Que lindo Robinson Crusoe! Que lindo zafar de las trampas ! En fin... que lindo posteo!

    jazmín

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  6. Pá, me gustó mucho lo que escribiste, y al mismo tiempo me entristecí al recordar que no pude conocer bien a tu viejo, mi abuelo.

    Te mando un abrazo grande.

    Hijo Patín.

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  7. Querido amigo:
    Hermosa nota de una bella persona que tuve la suerte de conocer.
    Un fuerte abrazo.
    Chiqui (a) Rodolfo

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  8. Es curiosa la forma en que llegué a tu blog, Ulises.
    Estaba buscando el texto de "Calle de la Amargura 303", y después de releer esa pequeña maravilla de Walsh que gracias a vos conocí este año en TEA, se me dio por buscar tu nombre a ver que otras cosas habrías escrito.
    Muy lindo tu relato, y conmovedor por demás. El hecho de que mencionaras a Verne me dio gracia, porque fue justamente el autor que mi viejo me quiso inculcar a mi, sin mucho éxito.
    Aprovecho para volver a agradecerte tus clases y tu enseñanza, que valoro inmensamente y reafirman mis ganas de ser periodista. Un gusto poder seguir disfrutando de tu trabajo aunque más no sea por esta vía.

    Un gran abrazo

    Patricio Torres

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  9. Ulises, encontré tu blog!
    quería desearte un buen fin y comienzo de año, además de agradecerte y decirte que me gustó mucho trabajar con vos en Domingo.
    Muy lindo y conmovedor tu relato, realmente.
    Que sigas bien, un beso,
    Lucía

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  10. Ulises! Tanto tiempo...
    Encontré tu blog casualmente y descubrí hermosos textos. Particularmente, me emocionó muchísimo este post porque mi viejo falleció hace cuatro meses y lo extraño demasiado. Son muy locas las vueltas de la vida y las relaciones que tenemos con los padres, yo, por suerte, como vos, pude compartir con el mio sus últimos días.
    Felicitaciones por este espacio, y espero que nos encontremos algún día.

    Saludos,

    María Luján Torralba

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  11. Qué lindo zafar de las trampas, qué lindo recuperarlos, que lindo disfrutarlos. Muy conmovedor, Ulises.

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  12. Ulises:

    Me pareció un gran relato.

    Un abrazo grande

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