lunes, 25 de marzo de 2013

Estela y el papa

En medio del vendaval papista que absuelve de todo a Jorge Bergoglio, Estela Carlotto se mantiene en su eje, que no es poco. "Bergoglio nunca habló de nuestros desaparecidos ni de los nietos que estamos buscando". "Siempre tuvimos ganas de hablar con él. Esperábamos que nos convocara como máximo exponente de nuestra iglesia en la Argentina, pero nunca nos llamó".

Francisco, el 24 de marzo

Por Avenida de Mayo, a unos cincuenta metros de la Plaza, un Che Guevara de sonrisa socarrona pedía libertad para los cinco cubanos presos del gobierno de los Estados Unidos. Se lo pedía, que entienda el que quiera entender, al nuevo papa que vive en Roma: “Santo Padre, usted puede”. No lejos de allí, una agrupación que llevaba el nombre de Pichi Mesegeier, un jesuita que vivía en la Villa 31 durante los setenta, reclamaba: “Francisco, entregá los archivos de la iglesia durante la dictadura”. Un poco de aire en medio de la solemne nube de incienso bergogliano.