jueves, 24 de noviembre de 2011

Bussi, lloriqueando


Hace poco más de treinta años, se decía que el mismo general Roberto Viola, su comandante en jefe, le tenía miedo. Antonio Bussi no se había privado, a los postres de un almuerzo castrense, de azotar a un detenido delante de él, que visitaba el "frente de batalla" en Tucumán. Lo había hecho sólo para mostrar lo macho que era y para ver si el timorato de su jefe se bancaba el espectáculo. También se decía de Bussi que se jactaba de que jamás se le podría probar una muerte porque él, a los cuerpos, los quemaba.

Con el fin de la dictadura, el general  se vio privado de la omnipotencia, aunque no de la impunidad que le garantizó durante años la ley de Punto Final. Y en uno de esos recodos de la historia que llenan de espanto a las cabezas inocentes, los tucumanos lo eligieron para que los gobernara, ahora según la constitución. En algún momento, sin embargo, se supo que había mentido en su declaración jurada de bienes para ocultar una cuenta en un banco suizo. Y entonces, el macho del monte tucumano, el carnicero de los subversivos, el perro de presa de la infantería argentina, el dictador que hacía desfilar a niños de uniforme, lloró, lloriqueó, se babeó en público.

Cuando por fin lo alcanzó la justicia, siguió lloriqueando. Consiguió zafar de la cárcel común pretextando su edad avanzada, fingiendo enfermedades, dando lástima. Igual, protegido por las leyes que había violado sistemáticamente, se dio el lujo de regar de desprecio la historia de sus víctimas: “La figura del desaparecido – dijo en agosto de 2008, delante de un tribunal - es un arbitrio psicológico de la subversión para disimular las bajas en combate”.

Durante los últimos 35 años se dedicó a envenenar la vida de un país que pudo ser mucho mejor.  Ayer, a los 85, se murió. Los guiñapos del terrorismo de estado, por fin, se están retirando del teatro de operaciones. Sin que nadie los azote.

lunes, 21 de noviembre de 2011

España negra

"Esa España inferior que ora y bosteza", la de "los varones amantes de sagradas tradiciones", ha elegido a Mariano Rajoy como Presidente del Gobierno. Pero somos muchos los que en todo el mundo seguimos confiando en que, más temprano que tarde, reaparecerá, "implacable y redentora", la "España de la rabia y de la idea". Gracias a Antonio Machado por los versos citados entre comillas.