sábado, 22 de mayo de 2010

Un acto escolar

Y las celebraciones necesitan poco de la Historia, porque construyen su propia historia. Hoy me conmoví en el acto de la escuela primaria a la que van mis hijas pequeñas. Unos maestros inteligentes y con vocación, un puñado de niños con la esperanza intacta, la música de Blas Parera, la de León Gieco, la de Maria Elena Walsh en la voz de Mercedes, la de Lito Nebbia, unos versos de Enrique Santos Discépolo, la voz grabada de un niñito que después desaparecería y al que aún busca su abuela de Plaza de Mayo, un San Martín personificado por un pibe que dice que si somos libres lo demás no importa nada, una pequeña Evita que saluda a las mujeres que votan por vez primera en 1947, dos chicos que representan la primera huelga proletaria en el país, la de los tipógrafos de Buenos Aires en 1876. Y mucho más. Una historia colectiva, con tanteos, provisoriedades, avances, retrocesos, fiestas y tragedias. Una historia.

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