
sábado, 11 de septiembre de 2010
A la memoria del Chileno

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viernes, 10 de septiembre de 2010
En el país de dios

Allí estaba Sarah Palin, ex candidata a vice presidenta de los Estados Unidos por el partido Republicano. "Tenemos que restaurar el honor de nuestro país", dijo. Estaba también un tal Glenn Beck, al que la crónica definía como religioso, presentador de televisión, alcohólico convertido en abstemio fanático. Él aportó su consigna: "Hoy Estados Unidos comienza a volver otra vez a Dios”.
Otro cristiano, conservador y belicista, el ex presidente George W. Bush, era homenajeado en la marcha por carteles y consignas. Allí se lo extrañaba. No es para menos. Él también quiso devolver a su país la honra perdida el 11 de septiembre de 2001, para lo que tuvo que destrozar a Irak y a Afganistán. Y lo hizo a pedido de alguien muy especial, según su relato: “Dios me dijo, George, ve y lucha contra esos terroristas en Afganistán. Y lo hice. Y entonces me dijo, George, ve y acaba con la tiranía en Irak, y lo hice”.
El escritor de origen palestino Edward Said escribió hace casi siete años que la base del poder de Bush eran “los entre 60 y 70 millones de cristianos fundamentalistas que, como él, creen que han visto a Jesús y están aquí para llevar a cabo la obra de Dios en el país de Dios”. Los manifestantes del Tea Party integran ese colectivo. Están enojados con Barack Obama, a quien consideran un socialista musulmán que ha huido de Irak, aunque siga haciendo llover bombas sobre Afganistan. Ellos quieren que su presidente se tome en serio su trabajo en el país de dios. Y está probado que son capaces de conseguirlo.
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