viernes, 8 de abril de 2011

Inquisidores

Al papa que vive en Roma no le gusta cómo marchan las cosas en la Argentina, así que acomoda su tropa. Seguramente por eso ha decidido ascender a obispo de Mar del Plata a un teólogo curtido en la oposición a todas las iniciativas democratizadoras de los últimos ocho años. Un cura al que no le habrían caído mal los hábitos de la Santa Inquisición. Antonio Marino, que así se llama el hombre, ganó el año pasado reputación de intolerante y reaccionario como abanderado de la resistencia a la ley de matrimonio igualitario. Pero sería injusto reducir su apostólica lucha a esa sola batalla. Más justo es recordar que ya a fines de 2003 arengaba a los fieles platenses contra las amenazas de “eufemismos tales como uniones civiles, salud reproductiva, o código de convivencia”. Marino no se andaba con vueltas: “Deseamos nombrar a las enfermedades y aberraciones como tales, sin que por ello se nos acuse de discriminar a nadie”, reclamaba. Consecuente con los sermones pontificios de Joseph Ratzinger, alias Benedicto XVI, y de su antecesor, Karol Wojtila, ya casi San Juan Pablo II, Marino no aflojó en los últimos años en su cruzada contra la sexualidad y sus placeres. Mientras convocaba a los jóvenes a la castidad, alertaba contra la educación sexual en las escuelas, que no era más que una “instrucción biológica para el ejercicio de la fornicación”. Así dijo en su homilía de la navidad de 2004. Probablemente se haya sentido identificado con su colega Antonio Basseotto, aquel clérigo apacentador del rebaño militar que propuso en 2005 arrojar al mar con una piedra atada al cuello al ministro de Salud por distribuir preservativos entre los jóvenes. Basseotto rezaba además por sus dirigidos espirituales, que no habían podido evitar los excesos durante la guerra contra la subversión. Marino también ha disparado alguna bala verbal en defensa de los represores. “Ciertos dirigentes desean que nos pleguemos a un extraño cambio de lenguaje, por el cual a la venganza se la llama justicia y a la tergiversación de los hechos del pasado la designan como memoria”, explicó en febrero de 2007. “Una justicia parcial y unilateral es una parodia de justicia y profundiza las heridas”, abundó tres años después. Algunos hombres de dios saben qué pedirle al pasado. Apadrinado por la conducción de Jorge Bergoglio, promovido por la preferencia del papa de Roma, el inquisidor Marino se dispone a dar las batallas que vienen desde un puesto más visible que el que ha ocupado hasta ahora. El sector más reaccionario de la jerarquía católica argentina sigue ocupando posiciones. Y la iglesia no da puntada sin nudo.

4 comentarios:

  1. Tremendos disfrazados. Viñas decía: guarda con la sangre en el ojo del fascista, con su ira. Por eso hay que mirarlos a la cara y señalar todo el tiempo qué y quiénes son, qué buscan, qué signan sus palabras y sus gestos. Hay toda una historia al respecto: nacional, continental, universal.
    Como siempre, gusto enorme de leerte.
    Abrazo,
    Berlanga

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  2. Dan miedo estos personajes. Por suerte, pareciera que están perdiendo predicamento entre la gente. Igualmente son muy peligrosos. Cuánto daño han hecho!!

    Abrazo!!

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  3. grandisimos forros. cenistus certam est. ante las cenizas todos somos iguales.

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  4. Decir que la salud reproductiva es un eufemismo, es un eufemismo.

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