jueves, 16 de junio de 2011

Hermanos aborígenes, negros cabeza


El descubrimiento del derecho a la tierra de “los hermanos aborígenes” por parte de sectores que se llaman progresistas, o de cristianos comprometidos con los pobres, o alguna otra cosa por el estilo, da la impresión de ser llanamente hipócrita.

Todos los propietarios, en este país, viven en tierras que fueron de los pueblos originarios, los antiguamente llamados indios. Sin embargo, a nadie se le ocurre reivindicar para los querandíes o sus descendientes, por ejemplo, las enormes extensiones de tierra acaparadas por los dueños de la provincia de Buenos Aires.

En cambio, hay un continuo rasgarse las vestiduras en respaldo de los qom, o de los wichis, que están siendo injustamente desalojados de las tierras de sus mayores. Significativamente, son ellas marginales, muy alejadas de los grandes centros de consumo. En el sistema capitalista, se sabe, la tierra es una mercancía. Por eso, tal vez, solo las de menor cotización han permanecido en poder de las comunidades que las habitaban cinco siglos atrás.

La contemporánea sociedad de bienpensantes que aboga por los derechos de los mapuche o de los selk’nam haría bien en sostener también los de los descendientes mestizos de esa gente y de las demás etnias indígenas, que conforman el grueso de las masas populares de este país, pero que parecen haber perdido legitimidad porque sus tatarabuelas fueron violadas o sometidas por el derecho del vencedor, y parieron hijos de sangre mezclada.

Esos descendientes no son “hermanos aborígenes”, sino negros cabeza que han perdido, se diría, su condición de herederos de las tierras de este país. Y no parece que importe que sus derechos laborales sean tan pisoteados en cualquier plantación de soja, o fábrica de neumáticos o de chocolates, como lo son en cualquier parte los de los qom o de los inmigrantes paraguayos o bolivianos, también aborígenes o mestizos.

Para los pequeños burgueses y sus pequeñas conciencias, en fin, parece fácil hacer causa común con los derechos de un puñado de sobrevivientes que por la simple relación de fuerzas es muy difícil que puedan impulsar cambios de importancia para las mayorías. La simple negrada mestiza, la clase trabajadora, en cambio, sí puede hacerlo. En una hipótesis muy optimista, hasta podría alguna vez venir a reclamar la chacrita cuya propiedad garantiza la ley de los blancos. Y en la peor de las pesadillas, la casa del country.

5 comentarios:

  1. Ulises, vuelvo a aplaudir y agradecerte la claridad para trasmitir una idea tan compleja.
    De un "sometidas por el derecho del vencedor, y parieron hijos de sangre mezclada" a "no son 'hermanos aborígenes', sino negros cabeza que han perdido, se diría, su condición de herederos de las tierras de este país" arrancás de un saque, sutil y contundente, la hipocresía de esos sectores que hoy, indignados, salen a reivindicar los derechos de los pueblos originarios que ellos mismos se encargaron, prolijamente y desde siempre, de pisotear.

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  2. Qué, ¿hay indios vivos?, diría Susana.

    Abrazo!!

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  3. Es así, Peregrino. La ficción cultural fundadora de este país sostenía que no había indios ni negros: "La Argentina es un país de europeos trasplantados".

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  4. Lo peor de todo es que esa ficción continúa, en esa especie de mito fundamental de la clase media urbana, de piel más o menos clara y apellido europeo, de que "los argentinos descienden de los barcos" (interesantísima, por ejemplo, la tesis doctoral de una compañera de la facultad, la Dra. Lea Geler: http://www4.ub.edu/teiaa/images/teiaa/andares-negros-caminos-blancos.pdf). Buena parte de esa clase media "blanca", "europea", vio con horror como "paraguayos" y "bolivianos" "invadían" nuestro territorio nacional, descubierto recientemente en el Parque Indoaméricano que, en su mayoría, nunca oyeron nombrar, ni saben que fue construido durante gestiones anteriores, supuestamente ineficientes (pongo las nacionalidades entre comillas no porque algunos de ellos no lo fueran -pocos o muchos, no tiene la menor importancia- sino porque así los rotuló a todos el sector de clase media al cual me refiero -y alta también, encarnada en el mismo Macri, por supuesto-). Es interesante como en ese mito fundacional se evoca al inmigrante europeo como un tipo trabajador, honesto, intachable, que viene a deslomarse trabajando y obtiene lo poco que tiene de esa manera. Y en la operación se borran la "Camorra", "La Varsovia", los apellidos cambiados (atribuidos a míticos ignorantes empleados de aduana o migraciones -¿me van a decir que un italiano no entiende cuando le preguntan su nombre en castellano?-) y los explotadores que dejan en banda a sus explotados europeos en busca de nuevos explotados. Siempr eimpecable el análisis, Ulises, desnudando la hipoocresía y explicándonos a los que nos hace ruido determinado tema, por qué nos hace ruido. ¡Abrazo!

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  5. Vos decis que el grueso de las masas populares es mestiza? Vos sos blanco? seguro intelectual, no? o sea, perdon... de la elite?
    Fuiste a una villa? a un barrio popular? a varias iglesias? a ver quienes estan y como piensan? o solo te parece?

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