martes, 1 de septiembre de 2009

Pesares en primavera


Es agosto de 1815. José María Paz tiene 23 años. Sirve con el grado de mayor en el Ejército del Norte. Acaba de perder la movilidad de su brazo derecho a causa de una herida de bala en el codo durante el combate de Venta y Media, por lo que durante el resto de su vida política y militar será conocido como el Manco Paz. También acaba de sufrir la muerte de su amigo Diego Balcarce, uno de los pocos compañeros de armas a quienes dispensaba su aprecio y su admiración.

Es un hombre inteligente y racional, un lector insaciable. Es severo, reservado, austero. A lo largo de su vida estará once años preso de Estanislao López y de Juan Manuel de Rosas, se casará en la cárcel con su adorada Margarita Weild, la perderá a ella y a dos de sus hijos, que morirán prematuramente, adquirirá fama de jefe cerebral, estudioso, imbatible, sobrevivirá en el destierro trabajando como zapatero y vendiendo las empanadas que cocinará con su mujer, será un analista implacable de la vida política en el Río de la Plata.

Cerca del ocaso, escribirá sus Memorias. Sin proponérselo, alumbrará algunas de las mejores páginas de la literatura argentina del siglo XIX. Será entonces cuando recuerde este momento de su juventud. Escribirá: “Además de los males físicos que me aquejaban, la muerte de Balcarce, acaecida en agosto, había hecho una profunda herida en mi corazón. En el agosto anterior había perdido otro amigo, el capitán Tejerina; de modo que este mes vino a ser para mí un mes fatídico; después, cuando otros sucesos azarosos de mi vida han pesado de un modo terrible sobre mi existencia, tuve motivos de confirmar que en las primaveras, sea por casualidad, sea por un conjunto de circunstancias, se agravan mis pesares y mis males”.

2 comentarios:

  1. "Abril es el mes más cruel, engendra lirios en la tierra yerma". Escribiría en 1922 T.S. Elliot.
    Santiago Geraghty

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