Me dieron un premio. Al maestro con cariño, un reconocimiento que la escuela de periodismo Tea y Deportea entrega año a año a varias personas. Me honró compartir la nómina nada menos que con una Madre de Plaza de Mayo. Nada menos que con Nora Cortiñas, además de con otros compañeros con muchos más méritos que yo. No pude ir a recibir la manzanita en que consiste materialmente el premio. Esa misma noche, la del 16 de noviembre, mi mujer, tuvo que ser operada de urgencia por una seria, casi fatal, infección en el abdomen.
Ella, felizmente, se sobrepuso. La pasé muy mal, aunque no tan mal como ella misma. Esa noche, mientras yo sufría en esperas interminables, mis hijos grandes, los de mi primer matrimonio, recibieron en mi nombre la manzanita. Según lo planeado, que yo ignoré hasta ese mismo momento, ellos y mis dos hijas más pequeñas iban a entregarme el premio en el escenario. Me lo perdí, y lo lamento, aunque no sea nada al lado de lo que estuve a punto de perder esa noche.
Había pensado bastante en qué iba a decir cuando me entregaran el premio, pero hasta pocas horas antes de la ceremonia no lo había resuelto. Curiosamente, mientras esperaba el desenlace de la intervención que sufría mi mujer, pude verme, escucharme, agradeciendo el premio, y con un argumento que ni siquiera había imaginado hasta entonces.
Sólo había recibido un premio antes, en toda mi vida. Era 1970. Yo estaba en primer año de Periodismo, y gané el segundo premio de un concurso de poesía. El que me entregó el premio – nada menos que una edición de bolsillo de las Obras Completas de Roberto Arlt - fue el presidente del Centro de Estudiantes de la Escuela. Era un gran tipo, según lo recuerdo de entonces. Tiempo después, en 1974, compartí con él la redacción del diario La Calle. Yo escribía en la sección Deportes y él en Gremiales, lo que no fue obstáculo para que me diera una mano inolvidable en un cierre que se me estaba volviendo difícil. Comprobé entonces que también era un excelente cronista y un gran compañero.
El presidente del centro de estudiantes, que me entregó aquel premio, se llamaba Eduardo Suárez. Le decíamos el Negro. Eduardo Suárez, el Negrito Suárez, es uno de los ciento y pico de periodistas detenidos desaparecidos durante la última dictadura cívico militar. Su recuerdo se me apareció a la puerta de un quirófano, mientras pensaba, con esperanza y con angustia, en mi mujer, en mis hijos, en mis amigos, en un premio, en toda mi vida. Eduardo Suárez, presente.
El premio más que merecido, realmente es un maestro.
ResponderEliminarPero supongo que el premio mayor, muestra de la sabiduría que se le reconoce, es que sus afectos sigan intactos. Que recurra a ellos, estén o no... siempre están presentes.
Felicitaciones por el premio y que bueno que su esposa este bien.
Una alumna
Me alegro por la recuperación de tu amor. Y también repito mi alegría por el premio. Te lo dije al terminar de cursar con vos hace unos años, como docente y como alumna de muchos, a lo largo de muchos años, conocí unos pocos docentes de raza como vos. Lo llevás en la sangre y dejás marca en tus alumnos, ¡y encima sos humilde! ¡Brindo por la salud de tu esposa y por la manzanita!
ResponderEliminarHubo esa noche manos que no pudieron aplaudir ni abrazar como hubieran querido. Hubo gargantas que no pudieron gritar "grande, maestro". Pero fue muy lindo ver esas caras muschiettis muy parecidas al destinatario del premio, agradeciendo en su nombre.
ResponderEliminarFue un privilegio enorme haber sido alumna de Ulises Muschietti.
Y gracias por todo.
El premio lo recibimos todos aquellos que fuimos (y por tanto somos) tus alumnos.
ResponderEliminarDébora
Hace rato estoy dando vueltas sobre lo que me gustaría decirte... Creo que las palabras no son suficientes para expresar todo el orgullo que siento por haber sido tu alumna. Excelente docente, excelente persona. Siempre alentándonos a superarnos y compartiendo cada crecimiento personal, sabiendo que él tenía mucho que ver.
ResponderEliminarSimplemente Ulises, FELICITACIONES
Paula Brunetti
Lo que dicen tus alumnos vale más que cualquier premio, Ulises. En la próxima entrega de la manzana inventaremos alguna excusa para que subas al escenario y nos hables del negro Suarez y tal vez de la Negra Marin. !Que bueno que tu señora se repuso! Un abrazo grande.
ResponderEliminarUlises:
ResponderEliminarQué bueno lo de tu mujer, realmente qué bueno. Este año te conocí como profesor y la verdad es que un placer haber estado en tus clases. Sos un gran tipo, de tan poca gente se puede decir eso.
Anaclara Soria
Mariana kogan
ResponderEliminarUlises,es un alago ser parte de las personas q comparten este premio con vos y es una alegria infinita q gloria este bien.
con cariño
Déjese de joder, que usted se lo merece...
ResponderEliminarAbrazo!
Sos un grande, Ulises. Gracias por permitirme aprender a tu lado.
ResponderEliminarNat (como preferís llamarme).
Por todo lo dicho y mucho más, te considero mi amigo. FELICITACIONES!! Y arriba el ánimo que lo peor ya pasó.
ResponderEliminarquerido amigo, vayan mis felicitaciones por este premio que sé merecido. Allí están tus alumnos para certificarlo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, que te daré personalmente cuando vuelva a casa.
Chiqui
Viejo querido,
ResponderEliminarMis felicitaciones por la merecidísima manzana.
Te quiero mucho.
Uno de los muschiettis.
Concuerdo con mi hermano menor, es claramente merecido. Me doy cuenta por cada comentario que recibo de cada uno de tus ex alumnos que me fui encontrando a lo largo de mi vida.
ResponderEliminarAbrazo grande, te quiero mucho!
Hijo Martincho.
(Un abrazo para Chiqui! En algún período de mi infancia estuve erróneamente convencido de que eras hermano de papá, ja).
Te mando un abrazo Ulises, por ambas cosas, por la buena y por la mala. Ojalá nos veamos pronto.
ResponderEliminarun gran abrazo a un gran maestro y aun excelente tipo.
ResponderEliminarProfe! Recién me entero que recibiste la manzana de Tea. "Al maestro con cariño". Un premio que te calza justo, porque sos un maestro, de los de verdad, y todos tus alumnos te tenemos un enorme cariño. Qué lindo ese premio! Qué feo el susto que pasaste esa noche!
ResponderEliminarGracias por todo profe. Por explicar e invitarnos a pensar, siempre con tu paciencia y ternura.
Un abrazo enorme
Jazmín