sábado, 24 de marzo de 2012

Lo que nos pasó el 24 de marzo


Aprendimos muchas cosas, a partir de ese 24 de marzo. A vivir con mucho miedo, a estar pendientes de los nombres que aparecían en las listas de caídos en presuntos combates, a despedirnos de los que se iban al exilio, a disimular, a reconocer a los “de confianza”.

Nos mudamos de casa, cambiamos de trabajo, dejamos de ver a los compañeros y amigos por un tiempo. A veces se nos helaba la sangre cuando nos paraban la bonaerense o la federal en un control vehicular. Escuchábamos nuestras canciones a un volumen muy bajo. Atesorábamos los libros de los que no nos habíamos querido desprender, a pesar de que nos habíamos deshecho de panfletos y periódicos.

Encajábamos como podíamos las noticias de mierda: de José no se sabe nada desde hace una semana, al Negro se lo chuparon a la salida del laburo, a María José, ¿te acordás?, se la llevaron de la casa de la vieja.  Y ese compañero de trabajo que te pedía que lo cubrieras porque no podía ir a trabajar, y vos que sí, pero qué te pasa, decime la verdad, y era que se habían llevado a su hermana, y a él lo habían levantado en un auto después de dar la vuelta con esas madres en la Plaza de Mayo, lo habían golpeado.

Y en un  momento empezamos a juntarnos, a reconstruirnos, a llorar por los nuestros, a sacar una revista, semi clandestina, a reunirnos para leer y discutir un libro prohibido que alguien había conseguido, a sentirnos humanos de nuevo, a soñar, sí, con la revancha. Todavía, y ya estamos grandes, no hemos podido entender del todo, todo lo que nos pasó.

1 comentario:

  1. Tuve la "fortuna" de hacer la escuela primaria entre 1976 y 1982. Qué bonita época. Viví como algo "natural" esa represión, autocensura, miedo a decir algo inconveniente. Después supe que no era nada natural.

    Abrazo!!

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