lunes, 25 de octubre de 2010

Ni pliegos ni sindicatos

A Mariano Ferreyra no lo mató el sindicalismo, como dicen o insinúan los canallas y los estúpidos de los medios de comunicación masivos, los simples canallas de la oposición política de derecha, y los simples estúpidos que adoran el sentido común de la pequeña burguesía.

En todo caso, lo mató la clase dominante de este país, que por diversos caminos logró corromper, cooptar, comprar, envilecer a muchos dirigentes sindicales desde hace mucho tiempo. Los que apretaron el gatillo fueron seguramente algunos desclasados al servicio de esa clase dominante. Más corrupción, más envilecimiento.

Un luchador sindical jamás habría disparado contra un joven militante del Partido Obrero, por grandes que fueran sus diferencias políticas y aun ideológicas. En las filas históricas de los luchadores sindicales de este país no entra ningún asesino a sueldo, ningún servidor infame de las patronales.

Entran, sí, los que pelearon por la jornada de ocho horas, por el descanso semanal, por la igualdad, por la libertad, los Raimundo Ongaro, los Agustín Tosco, y miles y miles de militantes que discutieron en las asambleas, que volantearon en las puertas de las fábricas, que sostuvieron huelgas heroicas, que estuvieron presos, que hasta dieron sus vidas por los derechos de sus hermanos de clase.

El asesinato de Mariano Ferreyra no puede ser motivo para fogonear la antigua calumnia contra el movimiento obrero. Aquella que cantaba Violeta Parra hace más de medio siglo: “Para seguir la mentira, lo llama su confesor, le dice que Dios no quiere ninguna revolución, ni pliegos ni sindicatos, que ofenden su corazón”.

2 comentarios:

  1. Ulises, lo que vos hacés sin despeinarte, que es hacer periodismo, hoy no abunda. Hacer periodismo para la mayoría de los que se dicen periodistas es embarrar la cancha para llevar agua para su molino, el de sus intereses y el de sus empresas periodísticas (no digo de sus ideologías porque sería ya subirles el precio, por más que fueran de derecha). Lo obvio hoy está oculto detrás del muro del discurso mediático hegemónico. Ansío el día en que hablemos de él como "un muro casi derrumbado". Abrazo, compañero.

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  2. Es curioso: hasta hace poco, Mariano era un anónimo "activista", un "zurdito" que cortaba las calles y provocaba un "caos vehicular" e impedía a la gente decente circular (esa gente decente que no va hablando por celular mientras maneja ni nunca votó al lector de Sócrates).
    Ahora resulta que para los medios, Mariano es un "mártir" que "luchaba por los demás". Qué hijos de puta!

    Abrazo!

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